Le costará su justicia propia
Deberá abandonar el orgullo y alto concepto que de su propia bondad tiene; y deberá contentarse con ir al cielo como un pobre pecador salvado por la gratuita gracia de Dios y por los meritos y justicia de otro. Debe confesar que no hay nada sano en él. Debe abandonar la confianza en su propia moralidad y respetabilidad, y no debe basar su salvación en el hecho de que ha ido a la iglesia, ha orado, ha leído la Biblia y participado de los sacramentos, sino que debe confiar, única y exclusivamente, en la persona y obra de Cristo Jesús.
Aprendamos, pues, de una vez para siempre, que ser un verdadero cristiano costará a una persona perder su justicia propia.
Le costará sus pecados
Deberá abandonar todo hábito y practica que sean malos a los ojos de Dios. Debe afirmar su rostro contra el pecado, luchar contra el pecado, romper con el pecado, mortificar el pecado, pese a lo que diga u opine el mundo. No puede establecer ninguna tregua especial con ningún pecado que amaba antes de su conversión. Debe considerar a todos los pecados como enemigos mortales de su alma y odiar todo camino de falsedad. Ez 18:31; Is. 1:16.
Esto parecerá muy duro para muchos; y es que a menudo nuestros pecados nos son más queridos que nuestros propios hijos. Separarnos del pecado es tan duro como separarnos de nuestra mano derecha, y tan doloroso como si nos arrancaran un ojo. Pero debemos separarnos del pecado; no hay otra alternativa posible.Si deseamos ser amigos de Dios, debemos primero romper con el pecado.
Le costará su amor a la vida fácil
Para correr con éxito la carrera al cielo se requiere esfuerzo y sacrificio. Habrá de velar diariamente y de estar alerta, pues se encontrará en territorio enemigo. En cada hora y en cada instante deberá vigilar su conducta, su compañía y los lugares que frecuenta. Con mucho cuidado habrá de disponer de su tiempo y vigilar su lengua, su temperamento, su pensamiento, su motivo y su conducta en las relaciones diarias. Tendrá que ser diligente en su lectura de la Biblia, en su vida de oración, en la manera como pasa el día de reposo y participa de los medios de gracia. No será perfecto en todo esto pero no podrá descuidarlas. Prov. 13:4.
También esto parece duro y difícil. No hay nada que nos desagrade tanto como las dificultades en nuestra profesión religiosa. No esta de acuerdo con nuestro corazón todo aquello que implique esfuerzo y trabajo; pero sin dolor no hay ganancias para el alma.Dejemos bien sentado este hecho: el ser cristiano costara a una persona su amor por la vida fácil